Crédito, débito, prepago, virtuales… Gracias a la tecnología, cada vez existe más variedad de tarjetas y con más funcionalidades. Más allá de la retirada de efectivo o la compra de bienes y servicios en comercios y otros establecimientos, las tarjetas permiten pagar desde el móvil, recibir alertas de cada movimiento que se realiza o realizar compras online de forma más segura.
La tarjeta de débito siempre está asociada a una cuenta corriente y es una herramienta para disponer del dinero depositado en ella. Cuando saques efectivo de los cajeros automáticos o hagas compras con ella, los cargos se trasladarán de manera inmediata a la cuenta asociada y tendrás por límite el saldo disponible en la cuenta. Es decir, podrás tirar de tarjeta hasta que se te acabe el saldo.
Por su parte, las tarjetas de crédito te adelantan dinero, es decir, conceden un crédito al usuario. Cuando pagas con ellas, el importe se anota en una cuenta de crédito, independiente de la cuenta corriente y puedes gastar hasta el límite de crédito que el banco te haya asignado a ti en particular, en función de tu nivel de ingresos y de otros parámetros de solvencia. En el contrato de la tarjeta se establecen las distintas formas de pago del crédito dispuesto:
- La más habitual es el pago a fin de mes sin intereses.
- También es posible aplazar el pago durante más tiempo, pagando los intereses fijados en el contrato. A medida que vamos devolviendo el crédito, podemos volver a utilizarlo. Por ello se conoce como crédito revolvente o revolving.
¿Cuándo usar una tarjeta de crédito o una de débito?
Es común confundir ambas tarjetas y pensar que funcionan de la misma manera. Sin embargo, además de las diferencias entre tarjeta de crédito y débito, cada una tiene distintos usos que permiten sacarles el máximo provecho.
La tarjeta de crédito es útil cuando no se cuenta con el saldo necesario en la cuenta bancaria para realizar una compra. También se puede utilizar para comprar en plazos, siempre y cuando estos pagos estén contemplados en el presupuesto personal, para evitar que las deudas se acumulen.
Para pagar suscripciones o servicios, conviene emplear la tarjeta de débito, ya que facilita el pago de las facturas directamente desde la cuenta.
La tarjeta de débito es más utilizada en gastos diarios como alimentos, ocio o gasolina.
La tarjeta de crédito es más frecuente al comprar bienes duraderos, como muebles, electrodomésticos, tecnología y aquellas cosas que puedan resultar útiles a largo plazo.
Una tarjeta de crédito es especialmente útil en caso de emergencias, ya que permite cubrir gastos extraordinarios que no están contemplados en el presupuesto.
Cuál es mejor: ¿Una tarjeta de débito o de crédito?
Elegir entre una tarjeta de crédito o débito depende de las necesidades y preferencias individuales. Mientras que una tarjeta de crédito brinda respaldo financiero adicional, también implica mayor responsabilidad.
Por otro lado, las tarjetas de débito permiten un mejor control de gastos, ya que el dinero se retira directamente de la cuenta y no es posible endeudarse.
Sin embargo, las tarjetas de crédito ofrecen ventajas adicionales, como un sistema de seguridad más robusto contra fraudes y ciertos beneficios acumulables con su uso.
Además, al utilizar tarjetas de crédito se genera un historial que, de ser favorable, resulta útil para obtener préstamos y fuentes de financiamiento a largo plazo. Sin embargo, un uso irresponsable puede perjudicar el perfil crediticio y resultar en un historial negativo.